Al igual que la teoría en la que podemos clasificarnos como tortuga, pájaro o perro está ésta otra que E. ha hecho suya y que suele utilizar para explicar situaciones. Todos nos dividimos en amantes y amados y para fortuna de unos y desgracia de otros es un rol que repetimos una y otra vez. La explicación original se la dejo a Gala, que para eso es el escritor e inventor de la misma(aunque no la comparto al cien por cien):
"¿Qué es el amante; qué, el amado? Su diferencia no es de cantidad, sino de calidad. En toda relación amorosa hay, en último término, un devoto y un dios, un esclavo y un amo. Hay quien rompe a hablar y quien responde.
El papel de amante y el de amado nada tienen que ver con la postura física: es algo interior y más trascendental, algo invariable hasta la muerte. El amor es como una comedia, bien o mal escrita, y todos nacemos con los papeles repartidos. Todos, al nacer, traemos debajo del brazo el papel de protagonista o de antagonista, el papel de amante o el papel de amado. No de una manera rígida. El amante también se siente correspondido y el amado también corresponde. Pero esencialmente cada uno ya sabe, al nacer, cuál es su papel. Tiene que aprenderlo con certidumbre, tiene que asegurarse. Por supuesto que ese amante y ese amado luchan por el protagonismo de la comedia. Pero cada uno sabe cuál es su papel en esa batalla incruenta, en esa hermosa batalla fingida tantas veces, del amor.
Se empeñan los que aman en actuar como si fuesen los amados. En que se les arranque, como a la fuerza, lo que están deseando otorgar. Es su doliente forma de mentirse. Desean colocarse en la posición del otro y empiezan entonces a perder realmente la partida. Existen seres dulces, tibios, a los que hay que mimar, ante los que hay que tomar la iniciativa. Bastante hacen ya con abandonarse al capricho de los otros: no se les debe exigir más que eso. Les llegará quizá el momento en que sean ellos los amantes y en que sufran lo que ahora hacen sufrir. Pero antes de ese momento no se les puede imponer lo que no sienten, de lo que apenas si caen en la cuenta.
El amante tiene mejor prensa que el amado. El amante siempre dice: «Caramba, apostar la vida entera, que pongo yo en el tapete verde, contra tres duros que pone el amado, siempre es perder. Porque ¿qué es ganar tres duros a riesgo de perder la vida?» Sí, pero es que el amante gana tres duros cada tres minutos. Llega un momento en que esa buena prensa hay que cuestionarla, porque el que está pendiente del amante es el amado. El amado es irremisible. Realmente, el amante se satisface con el amor conseguido y, a veces, de pronto, vuelve la cara hacia otra cosa y el amado se queda sin la luz, porque recibe la luz a través del amante. "
Antonio Gala.