"Habría dado una sensación de extrema fragilidad de no haber sido porque la nervadura demostraba con toda claridad que el peso de la construcción lo soportaban los estribos y las columnas. Aquello era una demostración irrefutable de que un gran edificio no necesitaba muros gruesos con ventanas minúsculas y estribos macizos (...) Jack se sentía hechizado. Era casi como enamorarse. Euclides había sido una revelación, pero eso era algo más que una revelación, porque también era bello. Jack había tenido visiones de una iglesia como aquella, y en esos momentos estaba contemplándola, tocándola, de pie debajo de su bóveda, que parecía alcanzar el cielo."
jueves, 5 de junio de 2008
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1 comentario:
Uff! qué libro, para mi hay un "antes" muy diferente al "después" de leerlo. Por tu entrada del blog sospecho que te gustó?...
Besinos mediterráneos.
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