domingo, 4 de abril de 2010

mi querida Gran Vía

De vez en cuando, quizás más a menudo de lo que debería, no puedo evitar transportarme al paseo que hace sólo un año hacía cada jueves desde el Círculo de Bellas Artes, pasando por Gran Vía, torciendo en Fuencarral hasta Bilbao para llegar a mi ático en Chamberí. Dibujar desde el último piso del Círculo con las mejores vistas, es un lujo del que pocos pueden presumir, y la misma sensación daba la vuelta a casa hiciese frío o calor. La Gran Vía ha sido parte de mi rutina durante varios años de mi vida, pero cuando lo das por hecho no eres consciente de cómo lo puedes llegar a echar de menos.
Hoy hace 100 años que empezaron las obras. Fue mi casa entre 2001-06 en su final o principio (según cómo se mire) en aquel piso en Plaza de España, un lugar mágico entre Torre de Madrid y el Templo de Debod.
Porque me has visto convertirme en adulta, enamorarme e intentar desenamorarme, bailar, salir y llegar a ciudad universitaria y odiar el 133, conocer y convivir con gente maravillosa (algunos son ahora casi familia), porque nunca me has dejado sentirme como en abre los ojos por más que lo haya intentado, por las mil y una películas en tus cines, por las manifestaciones demasiado tristes pero también por las parades, por haberme visto reír, llorar y hasta gritar, porque aunque estemos lejos siempre serás Mi Gran Vía.

1 comentario:

Kofi dijo...

Así que un ático en Chamberí??! Becaria de la Caixa tenías que ser...
Bonico homenaje a tu Gran Vía.