
"
Bernat-le
advertía seriamente en las ocasiones en que la Iglesia se
convertía en blanco de su ira-, nunca te
fíes de quienes dicen servir a Dios. Te hablarán con serenidad y buenas palabras, tan cultas que no alcanzarás a entenderlas. Tratarán de convencerte con argumentos que sólo ellos saben hilvanar hasta
adueñarse de tu
razón y tu conciencia. Se presentarán a ti como hombres bondadosos que
dirán querer salvarnos del mal y de la
tentación, pero en realidad su
opinión sobre nosotros está escrita y todos ellos , como soldados de Cristo que se llaman, siguen con fidelidad aquello que está en los libros. Sus palabras son excusas y sus razones,
idénticas a las que tú
podrías darle a un mocoso. "
La Catedral del Mar.
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