jueves, 12 de julio de 2007

tiempos del cólera III.

¨Una frase que oyó de niño al médico de la familia, su padrino, a propósito de su estreñimiento crónico ^El mundo está dividido entre los que cagan bien y los que cagan mal^. Sobre ese dogma, el médico había elaborado toda una teoría del carácter, que consideraba más certera que la astrología. Pero con las lecciones de los años, Florentino Ariza la planteó de otro modo: ^El mundo está dividido entre los que tiran y los que no tiran^. Desconfiaba de estos últimos: cuando se salían del carril, era para ellos algo tan insólito, que alardeaban del amor como si acabaran de inventarlo. Los que lo hacían a menudo, en cambio, vivían sólo para eso. Se sentían tan bien que se portaban con sepulcros sellados, porque sabían que de la discreción dependían su vida. No hablaban jamás de sus proezas, no se confiaban a nadie, se hacían los distraídos hasta el punto de que ganaban fama de impotentes, de frígidos, y sobre todo de maricas tímidos, como era el caso de Florentino Ariza. Pero se complacían con el equívoco, porque también el equívoco los protegía. Eran una lógica hermética cuyos socios se reconocían entre sí en el mundo entero, sin necesidad de un idioma común. De ahí que Florentino Ariza no se sorprendiera de la respuesta de la muchacha: era una de los suyos, y por tanto sabía que él sabía que ella sabía.¨
Bienaventurados los 2-2.


"le bastó con una mirada circular para comprender que sus adversarios no estaban sobrecogidos de odio sino paralizados por el miedo. En vez de asaustarlos más, como lo estaba ella, les hizo la caridad de ayudarlos a conocerla. Nadie fue distinto de como ella quiso que fuera, tal como le ocurria con las ciudades, que no le parecían mejores ni peores, sino como ella las hizo en su corazón."

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